Scavone Hnos. S.A., actualmente “Farmacias Catedral S. A.”, fue fundada en el año 1905 por los hermanos Domingo, Miguel y Laviero Scavone, cuando establecieron la Botica y Droguería de la Catedral, siendo sus fundadores, verdaderos pioneros de la farmacología en el Paraguay.

Farmacia de la Catedral, ubicada en la zona céntrica de la ciudad, entre la Catedral de Asunción (de ahí su nombre) y el antiguo Mercado Guazú, dio sus primeros pasos fruto del esfuerzo de una familia de

Tradición, donde el ímpetu y el profesionalismo dieron lugar a la creación de “la botica”, mezcla de conocimientos, pipetas, tubos de ensayo, buretas, honestidad, inconformismo y convicción de un horizonte mejor en pos del bien de todos.

Esta familia apostó por la salud de la población, así Farmacias Catedral S.A. inicia el más completo surtido de preparados para recetas médicas y tratamientos de afecciones y enfermedades.

Botica Magistral

Fue la primera forma de proveer medicamentos para los tratamientos a las afecciones de la salud, Farmacias Catedral S.A. en contacto con los más prestigiosos laboratorios de especialidades farmacéuticas de Italia, Francia y Estados Unidos, importan las drogas para realizar las mezclas mágicas que darán a la ciudadanía las respuestas a sus necesidades.

La botica estaba constituida por las siguientes secciones:

  • Sala de Recepción de recetas y venta de medicinas especificas
  • Recetario
  • Laboratorio de preparados magistrales (CON PROFESIONALES ESPECIALIZADOS EN EL AREA)

Esta sección, el corazón de la botica, estaba dotada de los elementos indispensables como balanzas, morteros, polvos, extractos, tinturas y otros; además de una gran variedad de frascos conteniendo drogas de los más diversos tipos, cuyos nombres en latín ocultaban a los profanos, su actividad farmacológica.

Hoy, siguiendo el curso de la trayectoria de la historia, los conocimientos, la ciencia, y sus avances, Farmacias Catedral S.A. sigue poniendo énfasis en sus elaboraciones Magistrales ofreciendo a su clientela una amplia gama de productos elaborados en la medida y calidad exigidas por su clientela, a través de profesionales capacitados y de experiencia connotada en el área.

Además, no solo se despachaban recetas magistrales sino que también se vendían los llamados “específicos” o ” medicinas patentadas “, generalmente del extranjero.

Coincidentemente, con los objetivos de servicio que impulsan las ideas de marketing imperantes en el nuevo esquema económico del país y siguiendo el modelo de éxito de las antiguas farmacias familiares, incorpora un servicio de atención profesional con la presencia de un Químico Farmacéutico en los locales, durante todo el tiempo que éstos estuvieran abiertos.